Este programa se crea como una forma de prevenir la deserción al sistema educacional de alumnos de escasos recursos, preferentemente del sector rural y que no dispongan de establecimientos educacionales cercanos a su domicilio para continuar sus estudios.
La ejecución del programa la llevan a cabo el municipio por el departamento de desarrollo comunitario.
El principal objetivo de este programa es entregar a los jóvenes de 7º a 8º básico y la enseñanza media de zonas rurales la posibilidad real de continuación de estudios en otras zonas donde puedan encontrar colegios de su interés o porque en sus lugares de origen no cuentan con establecimientos educacionales para continuar sus estudios. con oferta completa hasta alcanzar los 12 años de escolaridad.
Los beneficios que este programa ofrece a los jóvenes son la posibilidad de continuar sus estudios para completar los 12 años de escolaridad, la comodidad de estar cerca de su escuela cuando provienen de lugares alejados, y contar con más tiempo para dedicarse a sus estudios, asistir a talleres o practicar deportes; tener la certeza de llegar todos los días al colegio, no importando las condiciones climáticas al estar las casas en los alrededores del colegio o muy cercanas a él, ya que la normativa del programa así lo establece.
Al acogerse al programa los estudiantes pueden permanecer en sus hogares de acogida los cuatro años que dura su enseñanza media.
Al ser un programa de residencia la idea es justamente encontrar familias tutoras, que puedan acoger a los jóvenes, y brindarles no sólo alimentación y una cama, sino que básicamente afecto y apoyo en su labor estudiantil y en lo que ellos tienen que vivir como jóvenes. Para esto el programa ubica a los alumnos en familias de características similares a la de su familia de origen, garantizando un ambiente familiar afectivo que favorezca su vida. La idea es que los niños se adapten a ese núcleo familiar, por lo que previamente se hacen entrevistas y se observa cuales son los gustos y actitudes de los jóvenes, apara ver con quiénes se podrían llevar mejor. A su vez ellos deben tener claridad acerca de las normas del programa, las cuales están claramente estipuladas y rigen el comportamiento de quienes están sujetos al programa.
El método para captar a las familias tutoras se lleva acabo mediante un proceso de solicitudes de parte de las posibles familias y se realizan ademas visitas domiciliarias a cada familia postulante, éstas son sometidas a un sistema de selección consistente en una serie de entrevistas para comprobar su idoneidad, así como la entrega de papeles de antecedentes, y un informe social.
Ya estando aceptadas y dentro del programa, las familias tutoras reciben por parte del municipio $ 26.000 al mes, más el aporte que la familia del joven estime pertinente. Más allá del aspecto económico, esta iniciativa tiene una gran cuota de voluntariado por parte de los tutores, ya que la llegada de estos muchachos a los hogares muchas veces resulta una forma de compañía para las madres, que encuentran un sentido nuevo a su vida y a su tiempo.
El programa considera también la realización de múltiples actividades complementarias al proceso de residencia:
En el ámbito familiar realizamos reuniones taller con las madres tutoras, en las cuales se abordan temáticas que puedan servir de ayuda al proceso, como el fijar límites, normas; o realizar consultas acerca de diferentes áreas de interés que les permitan mejorar las relación con los niños. Además realizamos reuniones de encuentro con la familia o madres de origen del niño.
En el aspecto recreacional, se realizan actividades con los jóvenes, para que puedan compartir; para eso hacemos reuniones mensuales con los estudiantes y tenemos proyectos recreacionales, como fiestas, paseos, etc.
Al acogerse al programa los estudiantes pueden permanecer en sus hogares de acogida los cuatro años que dura su enseñanza media.
Al ser un programa de residencia la idea es justamente encontrar familias tutoras, que puedan acoger a los jóvenes, y brindarles no sólo alimentación y una cama, sino que básicamente afecto y apoyo en su labor estudiantil y en lo que ellos tienen que vivir como jóvenes. Para esto el programa ubica a los alumnos en familias de características similares a la de su familia de origen, garantizando un ambiente familiar afectivo que favorezca su vida. La idea es que los niños se adapten a ese núcleo familiar, por lo que previamente se hacen entrevistas y se observa cuales son los gustos y actitudes de los jóvenes, apara ver con quiénes se podrían llevar mejor. A su vez ellos deben tener claridad acerca de las normas del programa, las cuales están claramente estipuladas y rigen el comportamiento de quienes están sujetos al programa.
El método para captar a las familias tutoras se lleva acabo mediante un proceso de solicitudes de parte de las posibles familias y se realizan ademas visitas domiciliarias a cada familia postulante, éstas son sometidas a un sistema de selección consistente en una serie de entrevistas para comprobar su idoneidad, así como la entrega de papeles de antecedentes, y un informe social.
Ya estando aceptadas y dentro del programa, las familias tutoras reciben por parte del municipio $ 26.000 al mes, más el aporte que la familia del joven estime pertinente. Más allá del aspecto económico, esta iniciativa tiene una gran cuota de voluntariado por parte de los tutores, ya que la llegada de estos muchachos a los hogares muchas veces resulta una forma de compañía para las madres, que encuentran un sentido nuevo a su vida y a su tiempo.
El programa considera también la realización de múltiples actividades complementarias al proceso de residencia:
En el ámbito familiar realizamos reuniones taller con las madres tutoras, en las cuales se abordan temáticas que puedan servir de ayuda al proceso, como el fijar límites, normas; o realizar consultas acerca de diferentes áreas de interés que les permitan mejorar las relación con los niños. Además realizamos reuniones de encuentro con la familia o madres de origen del niño.
En el aspecto recreacional, se realizan actividades con los jóvenes, para que puedan compartir; para eso hacemos reuniones mensuales con los estudiantes y tenemos proyectos recreacionales, como fiestas, paseos, etc.
tambien realizamos Reuniones con familias tutoras, de origen y jóvenes becados a objeto de integrar estos tres grupos, al proceso formativo de las y los estudiantes.
Nuestro rol como asistentes sociales es realizar visitas periódicas, velar porque las familias tutoras cumplan con los requerimientos del programa, entreguen una buena alimentación, ver como está la comunicación con los muchachos, y el respeto de los límites y las normas.
El perfil del programa no es necesariamente el de excelencia académica, ya que no se exigen notas, más bien se trata de que los jóvenes que accedan al programa, sean comprometidos, tengan interés por seguir estudiando, sean responsables, y que den lo mejor de sí.
